Hay quién siendo espiritual y encontrándose de adulto con una identidad homosexual se arma un lío. Hay dos posturas con respecto al tema: la del reformismo o la de la ruptura.
Los reformistas tratan de adaptar las viejas estructuras de la religión a su realidad. Son aquellos que tratan de ver en las escrituras "sagradas" aquello que nunca han querido decir: que los homosexuales no somos pecadores, cuando sin ir más lejos la Biblia está plagada de citas homófobas tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento.
La línea rupturista está constituida por aquellos que creemos que estas estructuras están obsoletas y que para vivir nuestra espiritualidad desde nuestra identidad sexual y/o de género debemos crear unas nuevas estructuras. O bien, prescindir de ellas y simplemente explorar la espiritualidad desde nuestro propio interior, viajando hacia adentro, adonde realmente debimos haber viajado desde el principio.
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